"Eso terminó de matarme, ahora sí: por favor, introduzcan mis dedos en el enchufe y rocíenme con cianuro en polvo. Sabia que lo que seguía iba a hacer duro, pero él me facilitó mucho las cosas. Me dijo que si me hacia mal verlo, a lo mejor no vernos más era la solución. Yo accedí, aliviada por que no me tocó a mi proponerlo..."
"Mis relaciones afectivas siempre fueron así : dificiles de concretar (hasta imposibles) y dotadas de una obseción incandesente. una obseción que me consume, que me mata, que me hiere y que aun así defiendo. Porque llegué a pensar que el amor sin sufrimiento no es amor. Y Alejo no me ofrecía ningún tipo de riesgo, ningún sufrimiento. Además, él vivía en Avellaneda y yo a mas de 60 km. No podía ser, re imposible. Y por supuesto: no lo conocía. ¿Era imposible?. Era perfecto..."
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